Desigualdad en México: 1 por ciento más rico gana 442 veces más que los pobres

Desigualdad en México: 1 por ciento más rico gana 442 veces más que los pobres

Ciudad de México, 20 de agosto de 2025.- Un nuevo análisis de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2024, realizado por Oxfam México y el Instituto de Estudios sobre la Desigualdad (INDESIG), advierte que, a pesar del incremento generalizado en los ingresos de los hogares mexicanos, persisten desigualdades profundas en el acceso efectivo a derechos básicos.

Aunque los ingresos promedio de los hogares mexicanos aumentaron 18.7 por ciento entre 2018 y 2024, pasando de $18 mil 381 pesos a $21 mil 825, la ligera reducción de la desigualdad y la pobreza no es suficiente para garantizar el pleno acceso a derechos humanos, el desarrollo de proyectos de vida, la movilidad social y la reducción de la brecha entre los más ricos y los más empobrecidos. Así lo concluye el análisis titulado "¿Derechos o privilegios? Una mirada a la ENIGH 2024 desde las desigualdades", publicado este 20 de agosto.

La revisión detallada de la ENIGH 2024 indica que la desigualdad económica en México continúa siendo alarmante y señala que el acceso a derechos y servicios públicos cada vez cuesta más dinero a las familias mexicanas que no pertenecen al 1 por ciento más rico de la población. Aunque la pobreza disminuyó, la desigualdad estructural persiste.

La encuesta concluyó que un hogar mexicano promedio tuvo ingresos totales de $51 mil 126 pesos en 2024, lo cual corresponde a ingresos de $21 mil 825 pesos mensuales por persona dentro del hogar. Sin embargo, las organizaciones detrás del análisis encontraron que este promedio se distribuye de forma desigualdad entre todos los estratos de la sociedad.

Al realizar el análisis por medio de la desagregación de datos por deciles de ingreso per cápita, es decir, dividiendo a la población en diez grupos iguales según el nivel de ingresos, siendo el decil I el más bajo y el decil X, el más alto, se encontró que los hogares del 10 por ciento más pobre apenas perciben al mes $2 mil 168 pesos por persona, poco más de $70 pesos diarios. En contraste, los hogares del 10% más rico obtienen $140 mil 998 pesos mensuales por persona.

Todavía más son los ingresos del 1 por ciento más rico, que percibe $958 mil 777 pesos mensuales por persona, es decir, un ingreso 44 veces mayor que el promedio nacional y 442 veces superior a los ingresos del decil I. De tal forma, los hogares más pobres obtienen el 2 por ciento de los ingresos totales del país, mientras que el 1 por ciento se queda con el 35 por ciento.

Hubo ligera reducción de la desigualdad en el sexenio anterior

Asimismo, los ingresos del decil I crecieron 29 por ciento durante el mismo periodo y los ingresos del decil X crecieron 19 por ciento, lo que indica una reducción de la desigualdad entre dichos grupos sociales. Sin embargo, los ingresos del 1 por ciento más rico también crecieron 29 por ciento, lo que significa que los más ricos y los más pobres incrementaron sus ingresos en la misma proporción, pero en montos muy distintos. Así, entre 2018 y 2024, las personas del decil I recibieron casi 16 pesos más al día; mientras que las personas del 1 por ciento más rico recibieron $7 mil 123 pesos más al día.

Los hogares más empobrecidos tuvieron un incremento en sus ingresos de hasta 54 por ciento gracias al aumento de los ingresos laborales, que para dicho estrato fue de mil 016 pesos, un aumento del 29 por ciento respecto a 2018. El aumento constante del salario mínimo y las distintas reformas laborales aprobadas en el sexenio anterior son una prueba de que las políticas económicas y sociales han tenido logros importantes, aunque podrían ajustarse para fortalecer sus efectos positivos.

Los resultados de la ENIGH 2024 reportan una disminución de 0.68 a 0.63 en el índice de Gini, que es la medición utilizada para conocer el nivel de desigualdad de riqueza en una población donde el O representa equidad total y la 1 desigualdad total. Sin embargo, según la World Inequality Database, México se encuentra en niveles de desigualdad alarmantes similares a países como Colombia (0.72), Namibia (0.73) y Sudáfrica (0.74). Los datos de ingresos de la encuesta revelan que los ingresos de las personas trabajadoras siguen siendo bajos y apenas suficientes para cubrir las necesidades básicas de una subsistencia digna.

Algunos usan sus ingresos para sobrevivir, otros para lo que quieren

El análisis de la encuesta en el rubro de gasto expuso que el gasto promedio aumentó 9 por ciento entre 2022 y 2024, pasando de 14 mil 465 a 15 mil 796 pesos, un cambio por arriba de la inflación promedio del mismo periodo que fue de 5.85 por ciento.

El gasto también es diferenciado en los distintos hogares mexicanos. Por ejemplo, en 2024, los hogares del 10 por ciento más pobre gastaron un peso por cada seis que desembolsó el 10 por ciento más rico. Además, el análisis de la encuesta mostró que los hogares del decil I gastan más en satisfacer necesidades básicas como en la alimentación, mientras que los hogares más ricos gastaron en educación, esparcimiento y transporte privado o de lujo.

Asimismo, los hogares con ingresos más bajos gastan más dinero en alimentos y vivienda y menos en salud y educación. Entre 2018 y 2020, este grupo se encontraba en pobreza alimentaria porque utilizaba el 59 por ciento de sus ingresos en la compra de alimentos. Tras la pandemia, el 10 por ciento más pobre destinó sus ingresos en gran medida a alimentos, vivienda, cuidados y salud, es decir, en derechos y servicios que deberían ser cubiertos por el Estado.

Mientras que los hogares más pobres destinan más de ocho veces su gasto proporcional a alimentos dentro del hogar, en los más ricos esa proporción no alcanza ni el doble. De manera similar, los hogares más pobres destinan más del doble de su gasto a productos de gestión menstrual que los hogares del 10 por ciento más rico del país.

El acceso a derechos como la vivienda y la movilidad también está profundamente marcado por la desigualdad. El 10 por ciento más pobre del país se encuentra en riesgo habitacional severo, ya que destina más de una tercera parte de sus ingresos al pago de renta, umbral que según estándares internacionales indica alta vulnerabilidad.

Esta precariedad se refleja también en el gasto en transporte: los hogares más empobrecidos dedican casi el 10 por ciento de su ingreso al transporte público, mientras que los más ricos gastan muy poco en ese rubro, pero el doble en vehículos privados. Esta diferencia no solo expresa desigualdad económica, sino también contribuciones desiguales a la crisis climática.

Acceso a derechos condicionado por el nivel de ingresos

Los hogares encabezados por mujeres gastan más en lo esencial: comida, vivienda, salud y cuidados. En cambio, cuando el jefe de familia es hombre, se gasta menos en estos derechos y más en otros rubros no prioritarios. Además, aunque casi tres cuartas partes de las personas trabajadoras domésticas lo hacen para familias en los deciles VIII a X, estas apenas destinan 2.5 de cada 100 pesos de sus ingresos a pagarles.

En México, el acceso a derechos sigue profundamente condicionado por el nivel de ingreso. Aunque ha habido avances, como el aumento del salario mínimo y ciertas mejoras en los ingresos de los hogares más empobrecidos, millones de personas siguen enfrentando barreras económicas para ejercer derechos fundamentales.

"Solo quienes tienen más recursos pueden acceder plenamente a la salud, educación, vivienda digna o servicios de cuidados. Para quienes tienen bajos ingresos, ejercer esos mismos derechos implica un gasto de bolsillo que muchas veces obliga a sacrificar su bienestar y sus proyectos de vida", señaló Máximo Jaramillo, director del INDESIG.

"Es urgente fortalecer y ampliar los servicios públicos que garantizan derechos y reducen desigualdades, en particular en los rubros de salud, cuidados y educación. Además, se deben mantener las políticas salariales y laborales efectivas, afinar la política social para que sea verdaderamente redistributiva y avanzar hacia una política fiscal que reduzca la concentración extrema del ingreso y la riqueza", agregó Carlos Brown, director de programas de Oxfam México.

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