Opinión: Aranceles de Trump, la inestabilidad económica en América del Norte

Opinión: Aranceles de Trump, la inestabilidad económica en América del Norte

En su primera administración, vimos la primera guerra comercial del presidente estadounidense Donald Trump, la cual consistió principalmente de aplicar tres oleadas de aranceles a las importaciones desde China y a las importaciones de acero y aluminio. En este 2025, ha comenzado una nueva y acelerada fase en la guerra comercial de Trump. Si cumple con todas sus amenazas arancelarias, el impacto en las cadenas globales de valor será impredecible, alterando el comercio internacional en formas que aún no podemos dimensionar.

Bajo la administración Trump, todo cambia rápidamente. El ritmo de las noticias es acelerado y los mercados han reaccionado de forma extrema a cada anuncio, pasando del entusiasmo al miedo en cuestión de horas. Inversionistas, reporteros, empresarios y analistas intentamos seguir el paso, pero la incertidumbre es constante y la estabilidad parece cada vez más difícil de encontrar.

Ya sea una declaración a la prensa sobre aranceles, una nueva publicación en su red social Truth Social sobre despidos a la burocracia de Washington, o una dramática reunión televisada para encontrar la paz en Ucrania y cerrar un acuerdo de minerales, el mercado está constantemente tratando de descifrar las implicaciones de todo esto para la economía y finanzas globales. Los cambios rápidos e impredecibles dejan a los mercados inestables, pasando de la euforia de un «Trump Trade» a la liquidación de activos y así una y otra vez.

Ya en la Casa Blanca, Donald Trump ratificó su intención de imponer aranceles generalizados: un 10% sobre bienes chinos y un 25% sobre productos de Canadá y México, con vigencia a partir del 5 de febrero. Sin embargo, un día antes, el 4 de febrero, Trump y la presidenta Sheinbaum acordaron una tregua de un mes para los aranceles del 25%, a cambio de que México desplegara 10,000 elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte.

Durante ese mes de pausa, la estrategia del gobierno de México fue endurecer la política de seguridad e inclusive trasladó a 29 altos mandos del narcotráfico hacia EE.UU. Pero para Trump esto no fue suficiente. El lunes 3 de marzo, mediante una actualización a las órdenes ejecutivas 14194 (que imponía los aranceles iniciales del 25%) y la 14198 (que pausó su aplicación), Donald Trump finalmente anunció la aplicación formal de un arancel del 25% a todas las importaciones desde México con algunas excepciones a partir del primer minuto del 4 de marzo. Asimismo, anunció un incremento a los aranceles a China de 10%, para posicionarlos en un total de 20% (adicional a los aranceles impuestos en la primera administración Trump).

En GAEAP podemos realizar el estudio económico que necesitas para entender cómo podrían afectar los aranceles de Donald Trump a tu industria.

Con esta medida, Estados Unidos regresó a tener un nivel arancelario promedio similar al que tenía al final de la segunda guerra mundial, y con ello echaba por la borda un proceso de 80 años de apertura y globalización.   

Este anuncio de Trump provocó la caída de los principales índices bursátiles. Los rendimientos de los bonos cayeron cuando los inversionistas buscaron refugio ante el temor de que en Estados Unidos sufrirán precios más altos, mayores tasas de interés y se romperán las cadenas de suministro.

La respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum al alza de aranceles, fue mesurada y anunció que el domingo 9 de marzo informaría en un acto masivo en el Zócalo de la CDMX, de las medidas arancelarias y no arancelarias que México impondrá en contra de las importaciones de Estados Unidos.  Por su parte, Canadá si aplicó aranceles de inmediato a su vecino del sur por un valor de 30,000 millones de dólares canadienses (21,000 millones de dólares estadounidenses) aplicables a artículos como jugo de naranja, mantequilla de maní, café, electrodomésticos, calzado, cosméticos, motocicletas y ciertos productos de pulpa y papel.

Sin embargo, dos días después del duro golpe, en un contexto de extrema preocupación por parte del sector empresarial de Norteamérica, el jueves 6 de marzo, Donald Trump informó que México no tendrá que pagar aranceles del 25% por aquellos artículos que estén incluidos en el tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). La medida fue anunciada en Truth Social, luego de que Trump sostuviera una llamada con la presidenta Sheinbaum.

Esta exención de aranceles del 25% sobre bienes y servicios incluidos en el T-MEC, que representa aproximadamente el 50% de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos, durará solo hasta el 2 de abril, fecha en la que Trump planea promulgar una nueva ronda de aranceles aplicables a países de todas las regiones del mundo.

La presidenta Claudia Sheinbaum

La respuesta de México fue convertir el evento del domingo con la presidenta Sheinbaum en un evento político de celebración, mientras que Canadá si mantiene vigentes sus aranceles de represalia, aunque si suspendió la entrada en vigor de una nueva ola de medidas arancelarias. Por su parte, el controversial primer ministro de Ontario, Doug Ford, el líder de la provincia más poblada de Canadá, también anunció que será a partir del lunes 10 de marzo, que la provincia cobrará un 25% más por la electricidad enviada a 1.5 millones de estadounidenses en respuesta al plan de aranceles de Trump. Ontario proporciona electricidad a Minnesota, Nueva York y Michigan.

Una conferencia GAEAP es ideal para tu evento empresarial o junta de Consejo, conm el fin de entender mejor lo que está sucediendo.

En Estados Unidos ha surgido una ola de noticias sobre minoristas advirtiendo a los consumidores que deben esperar precios más altos en todo tipo de bienes, ya que las grandes marcas han declarado que desde alimentos hasta calentadores y aires acondicionados costarán más, debido a que las empresas trasladan sus costos más elevados a las familias estadounidenses.

En el caso de México, a pesar de que por el momento no habrá aranceles, el daño está hecho. La incertidumbre sigue en aumento y ya ha afectado a la inversión y al consumo, por lo que la proyección del crecimiento económico para nuestro país ahora es de 0% para 2025, y la probabilidad de que caigamos en terreno negativo va en aumento. Esta falta de crecimiento tendrá repercusiones importantes para la creación de empleos y presionará de manera significativa el déficit fiscal de 3.9% proyectado para este año, que fue estimado con el supuesto completamente irreal de un crecimiento económico de 2.5%. Habrá que estar atentos a las valoraciones por parte de las agencias calificadoras.

No debemos olvidar que además de la incertidumbre causada por Donald Trump, también en México tenemos nuestras propias causas de incertidumbre autoinfligidas. Tenemos en puerta la reforma judicial con elección de ministros, jueces y magistrados, además de que Morena y sus aliados han hecho lo que quieren con las leyes y la Constitución, cambiándolas de manera apresurada y modificando permanentemente las reglas del juego.

En Estados Unidos, los mercados están cada vez más concentrados en el impacto económico de los aranceles al acero y al aluminio, que entrarán en vigor el 12 de marzo, así como en la incertidumbre sobre los nuevos aranceles generalizados y recíprocos que Trump anunciará el 2 de abril. Sin embargo, ha comenzado a surgir un debate más profundo: ¿debe el poder ejecutivo tener la facultad de imponer aranceles de manera unilateral? Tradicionalmente, estas decisiones han sido competencia del Congreso, y muchos cuestionan si un presidente debería poder alterar el comercio internacional mediante decretos, sin una supervisión legislativa adecuada.

Históricamente, en Estados Unidos los aranceles han sido dominio del Congreso, como la Ley de Aranceles Smoot-Hawley de 1930, que profundizó la Gran Depresión al reducir el comercio global en un 66% en tres años. Hoy en día, Trump está utilizando la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA, por sus siglas en inglés) para eludir la supervisión legislativa. Como suele ocurrir, se está utilizando una «amenaza inusual y extraordinaria» para justificar un exceso de poder ejecutivo.

Cabe señalar que la IEEPA no autoriza claramente los aranceles. La ley permite al presidente investigar, bloquear, prohibir o regular cualquier “importación o exportación” o transacción financiera que involucre “bienes en los que cualquier país extranjero o un nacional” tenga un interés. Es por lo anterior que existe la duda de si Donald Trump tiene el poder de imponer estos gravámenes al comercio exterior.  

Al igual que las sanciones económicas, los aranceles son una forma de guerra, y los países que comercian entre sí generalmente no están en conflicto. Por ejemplo, si EE.UU. comercia tanto con Rusia como con Ucrania al mismo tiempo, es poco probable que EE.UU. esté en guerra con cualquiera de esos países. Pero, igualmente importante, esto hace mucho menos probable que esos dos países estén en guerra entre sí. Escalar los aranceles contra China podría acercar más a Beijing y Moscú, justo cuando Trump intenta cerrar su acuerdo mineral en Ucrania y poner fin a la guerra entre Putin y Zelenskyy.

La historia nos muestra que la fiebre de los aranceles, como toda intervención estatal, distorsiona los mercados y malgasta recursos. La verdadera formación de precios se vuelve imposible. El libre comercio fomenta la eficiencia, la paz y precios más bajos al incentivar la cooperación y alinear la producción, el precio y la demanda. Los aranceles aumentan los precios porque los consumidores terminan pagando la factura, y generan conflictos cuando los países afectados responden con sus propios gravámenes en reciprocidad.

A manera de conclusión podemos mencionar que la nueva ola de aranceles de Donald Trump en su segunda administración está generando una gran incertidumbre económica y política en América del Norte y a nivel global. Aunque México logró una exención temporal dentro del T-MEC, las tensiones comerciales siguen en aumento, y la incertidumbre ya ha pasado factura en el crecimiento económico y la inversión.

Además, la política de aranceles de Trump también tiene preocupados a muchos estadounidenses que observan como su presidente ataca a sus vecinos con medidas que les provocarán mayores precios en los bienes que consumen todos los días.

Nos dirigimos a un terreno incierto, donde la economía de Norteamérica se debilitará por las crecientes barreras comerciales, la volatilidad en los mercados y el impacto en la inversión. La historia ha demostrado que el proteccionismo suele traducirse en mayores costos, menor crecimiento y tensiones geopolíticas, y el panorama actual sugiere que este episodio no será la excepción.